En la actualidad, los antimicrobianos constituyen la base fundamental del tratamiento de las enfermedades infecciosas porque son compuestos de origen natural producidos por microorganismos, o sintéticos capaces de inhibir el crecimiento microbiano e incluso de destruir microorganismos sin producir efectos tóxicos en el huésped.
Ejercen su acción en forma específica sobre alguna estructura o función microbiana produciendo pocos efectos secundarios en el hombre, lo cual constituye una diferencia fundamental con otras sustancias químicas, como los antisépticos y desinfectantes, que si bien son efectivos, también son tóxicos para las células humanas.
La mayor parte de las infecciones pueden ser tratadas con un solo compuesto; sin embargo, existe cierta tendencia a emplear asociaciones de medicamentos, incluso cuando no esté indicado.
Ejercen su acción en forma específica sobre alguna estructura o función microbiana produciendo pocos efectos secundarios en el hombre, lo cual constituye una diferencia fundamental con otras sustancias químicas, como los antisépticos y desinfectantes, que si bien son efectivos, también son tóxicos para las células humanas.
La mayor parte de las infecciones pueden ser tratadas con un solo compuesto; sin embargo, existe cierta tendencia a emplear asociaciones de medicamentos, incluso cuando no esté indicado.
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